sábado, 21 de diciembre de 2013

La resurreción de Los Toreros Muertos

Sala Zero (Tarragona), 14 de diciembre de 2013. Fue toda una sorpresa descubrir que los míticos Toreros Muertos volvían a los escenarios, y otra aún mayor que su gira de regreso recalaba en Tarragona. Como ese día ya había quedado con mi amigo Jordi para ir a un concierto de un grupo local, precisamente en la misma sala, y que por razones obvias se anuló, decidimos asistir al evento. Hay que reconocer que nunca fuimos unos grandes seguidores suyos: ni siquiera en sus mejores tiempos la banda de Pablo Carbonell fue un grupo que arrastrara multitudes. Pero tenían la extraña virtud de divertir por igual a pijos, punks, heavies, rockers o mods. Así que buscando precisamente eso, diversión, nos dejamos caer en la Sala Zero.

¿Cuántas canciones puedes nombrar de los Toreros Muertos, así, a bote pronto? Si naciste después de 1975, probablemente ninguna. Pero si fuiste adolescente en los 80, seguro que la primera que te viene a la cabeza es Mi agüita amarilla. ¿Alguna más? Manolito, quizás... On the desk, también (aquella de My taylor is rich and my mother is in the kitchen). Pero es al verlos en concierto cuando te das realmente cuenta de la de temas suyos que conocías, que tienes arrinconados en un algún lugar recóndito del cerebro, y que te vuelven a la memoria al sonar los primeros acordes: (Ya están aquí) los Toreros Muertos, Yo no me llamo Javier, Pilar (no tiene bicicleta), Falangista, Soy un animal, Necesito un avalista, Twist'as loca, Hoy es domingo... Todos y cada una de ellos, por supuesto, sonaron el pasado sábado: himno tras himno que coreamos a grito pelao todos los asistentes, que fuimos muchos. Y es que la Sala Zero estaba hasta la bandera, e incluso hubo gente que se quedó sin poder entrar. Además, Pablo Carbonell está cada día más loco, como quedó bien claro solo aparecer en escena, con un surrealista maquillaje, sombrero de explorador, y cintas de papel de water en las manos, en plan momia...

Sus compañeros tampoco no le iban demasiado a la zaga, con el guitarra ataviado con traje, corbata, el típico gorro ruso, y tutú. Por cierto, musicalmente la banda sonó potente. Las columnas del recinto temblaban con la batería, el volumen era desmesurado, tanto que el propio Carbonell reconocía que ni él mismo se oía. Pero, sin ser unos virtuosos, el sonido en general era considerablemente mejor que el de sus discos en estudio. Sigue esa mezcla pegadiza de pop, punk, rock y ska, pero la necesaria actualización de las enlatadas producciones de los 80 funciona a las mil maravillas.

En definitiva, y para no alargarme: que el ejercicio de revival nos satisfizo a todos: todo el mundo rió, todo el mundo se desgañitó, todo el mundo siguió flipando con las transgresiones, todavía vigentes, de sus letras. Pablo Carbonell afirma que uno de los motivos de este regreso es las ganas de enseñarle a estas nuevas generaciones que hubo un tiempo en el que había grupos que ejercían la libertad de expresión, que usaban el humor como arma arrojadiza, que planteaban los conciertos como la posibilidad de desparramar y  tenían cabida en el universo pop. Es difícil que lo consigan, ya que la media de edad de los asistentes superaba los 40 años con creces. De todos modos, hay que agradecer al grupo su resurrección, todo un soplo de aire fresco en el rancio y folclórico panorama pop actual. Eso sí, que el soplo de aire fresco lo tenga que traer una banda de hace un cuarto de siglo dice poco a favor de los ex-triunfitos, Pablos Albaranes, Orejas de Van Gaal y demás neomelódicos que copan las listas de éxitos españolas.

Celebremos pues, el regreso de los Toreros Muertos y su directo arrollador, que al parecer se verá plasmado en un disco en vivo, con algunas canciones nuevas, y que se publicará durante el próximo año 2014.

martes, 10 de diciembre de 2013

¡El Van Gogh de la música española!

Hace unos días, al ir a coger el coche después del trabajo, encontré pinzado en el limpiaparabrisas este folleto (click sobre la imagen para ampliar):

 
 Como ya saben los que siguen periódicamente este blog, no soy un gran entendido en música, pero pese a ello, me sorprendió no haber oído hablar nunca de su protagonista, el tal Luixy Toledo, también conocido como El fiera. Y es que, a juzgar por su currículum (y ya se sabe que en los currícula nadie miente), la carrera de este artistazo es simplemente espectacular.

Según reza el panfleto, The New York Times y la BBC coincidieron en bautizarle en 1988 como ¡El Van Gogh de la música española! (entre signos de admiración, ¡ojito!). Me pica la curiosidad del porqué de esta definición (torpe de mí, no veo la relación entre pintura y música), así que sigo leyendo. Al parecer, y cito textualmente, "De su canción Exorcismo (1966) nació Thriller de Michael Jackson (1982), el LP más vendido la historia". ¡Maldito Jacko! ¡Te llevaste tu secreto a la tumba!. Su discografía la componen nada más y nada menos que 6 cd's, 1 DVD con 66 temas, 11 películas (desconozco si en calidad de compositor de la BSO, director, actor principal, o todo a la vez), 105 programas de TV (por cierto, no acabo de entender qué hacen programas de TV en una discografía, pero si hay que ampliar el significado del término discografía para que quepa la magna obra de este portento, se amplía y santas pascuas), y descargas de internet en los 5 continentes (parece ser que desde la Antártida nadie se bajó ninguno de sus temas: pobres infelices de oídos insensibilizados por el frío...).

Luego, el texto refiere un hecho que demuestra la impresionante proyección internacional del artista: ¿Sabías que el mismísimo Prince estuvo en mi concierto en Madrid en la sala Ritmo y Compás el 22/12/1998? ¡Joer! ¡Prince, ni más ni menos! ¡Solo el gran Luixy ha conseguido que salgas de tu madriguera de Minneapolis, pequeña alimaña! Y para dar más glamour al anuncio, foto completa de esta futura leyenda del pop ataviada con gorra, concha de peregrino al cuello, camiseta reivindicativa, y, mucha atención aquí, ¡una piedra de Marte en la mano!. ¡Cómo no va a ser un grande de la música alguien que tiene una piedra de Marte! Seguro que Elvis y John Lennon también tenían una, de qué si no hubieran cosechado tal éxito...

Al pie hay los inevitables teléfonos y mail para la contratación, además de las direcciones de sus páginas web. Las ansias me pueden, ardo en deseos de oir a este mito viviente. Tecleo la URL de su MySpace (convenientemente arreglada, ya que faltaba el .com), y pulso play en uno de sus temas. Suena la "música", y entonces se desvela el misterio de lo de ¡El Van Gogh de la música española!: efectivamente, al cabo de unos pocos segundos de escucha, te entran unas ganas irresistibles de cortarte la oreja.

PD: Escaneo también el reverso del folleto, que tampoco tiene desperdicio (de nuevo, click sobre la imagen para ampliar).



martes, 3 de diciembre de 2013

Roy got it

Esta semana se cumple el veinticinco aniversario del fallecimiento de un mito del rock'n'roll: el 6 de diciembre de 1988, el gran Roy Orbison moría en Hendersonville, Tennessee, a la edad de 52 años. El fatal acontecimiento le pilló en un inesperado regreso a la fama. Tras gozar de una enorme popularidad durante la década de los 60, su éxito fue desvaneciéndose en las siguientes dos décadas, condenando al de Vernon a vender sólo un puñado de copias de los discos publicados por entonces.

Pero su incorporación en el supergrupo The Traveling Wilburys y el éxito del primer trabajo de la banda, The Traveling Wilburys Vol. I (1998), volvió a despertar el interés del público por Orbison. Recibió premios y reconocimientos por su carrera, volvió a llenar salas de conciertos, tocó en programas de televisión, grabó vídeos, y completó el que se convertiría en su último trabajo discográfico. Su primer sencillo, You Got It, publicado antes que el LP viera la luz, cosechó un éxito más que considerable, tanto en Estados Unidos como en Europa. Pero el regreso a la palestra le pasó factura, y de qué manera: mientras se recuperaba en su casa de Tennessee del estrés de la promoción, sufrió un ataque al corazón que terminó con su vida.

Desde hace días escucho a todas horas su obra póstuma, Mistery Girl (1988), una maravilla de álbum que pese al cuarto de siglo transcurrido, sigue sonando atemporal y 100% vigente. Elvis Presley, Richie Valens, Buddy Holly... Pocos músicos han tenido esa magia especial, esa esencia inconfundible, ese "algo" único e indescriptible que los convirtió en leyendas del rock.

Roy got it.